En esta ocasión no os damos un cuento para que lo terminéis, sino que os proponemos una actividad para que aprendáis a manejar vuestros sentimientos e impulsividad en los momentos de enfado.
Os animamos a que lo hagáis en casa para mejorar vuestra relación tanto con la familia, como con vuestros amigos.
Imaginad un frasco vacío: Ahora vamos a ir llenándolo de cuentas de colores (las cuentas son las bolitas que se usan para hacer pulseras).
Primero pondremos las cuentas rojas, a continuación meteremos las cuentas verdes, después irán las azules, y así iremos rellenando nuestro recipiente hasta que llegue un momento en que esté completamente lleno y no entre ni una más.
Supongamos que las últimas cuentas que vamos a meter son las de color marrón. Como ya no tenemos más espacio, las bolitas marrones van a caerse y comenzarán a rodar por el suelo sin control.
Pensad que los colores de las cuentas corresponden a un sentimiento negativo que habéis guardado en vuestro cerebro (el frasco de nuestro ejemplo)
Las cuentas rojas corresponden a enfados con los amigos del colegio.
Las cuentas verdes corresponden a enfados con papá y mamá porque en ocasiones sientes que no te escuchan.
Las cuentas azules corresponden a lo mal que te sientes cuando no entiendes algo en clase y nadie te ayuda o se burlan de ti.
¡Decide tú a qué sentimientos corresponden las cuentas de colores! Elige tus propios sentimientos de tristeza y dales un color.
Fíjate que ninguna de las cuentas que hemos mencionado (rojas, verdes y azules) se ha salido del frasco. Es decir, ninguno de los sentimientos que hemos comentado ha salido de tu cerebro. Los has guardado y no lo has hablado con nadie o no has resuelto el problema que te genera ese sentimiento de tristeza o enfado.
Pero de repente llegamos a las cuentas marrones (por ejemplo: un pequeño enfado con tu hermano/a) y ya no hay más espacio en el bote. Ocurrirá, entonces, que las cuentas marrones se saldrán del bote y se derramarán por el suelo. Es decir, un simple enfado con tu hermano/a podría hacer que todo lo que tienes guardado (cuentas rojas, verdes y azules) impida resolver ese problema, porque como tienes tantos enfados acumulados en tu cerebro (frasco) ya no entra nada más.
Las cuentas marrones ruedan y ruedan, se han salido del frasco. Lo mismo ha ocurrido con el enfado con tu hermano/a. Tu cerebro acumula un montón de sentimientos de enfado, que no permite entrar a otro más.
Ocurre que todo lo que acumulamos en nuestro cerebro (el frasco) hace que nos enfademos desproporcionadamente por cosas que no son tan importantes.
Os propongo varias alternativas para evitar que el frasco se llene y aprender a controlar los momentos de enfado.
- Siempre que algo te preocupe tanto en el colegio, con los amigos, con los estudios, como cualquier otra cosa por pequeña que sea, háblalo con tus padres, profesores o cualquier persona de tú confianza. Insiste en que quieres hablar con ellos para que te presten toda su atención.
- Cuando notes que te estás enfadando con alguien, intenta dar nombre al sentimiento. Por ejemplo: me molesta que me pegue ese niño, es un abusón; mi amigo nunca se pone de mi parte, es un chaquetero; mi amiga a veces me deja sola, es muy egoísta. Cuéntale a tu persona de confianza (padres, abuelos, amigo/a, etc.) cómo te sientes. Dar nombre al sentimiento negativo te ayudará a explicar, manejar y entender mejor la situación.
- De momento nuestro frasco sigue vacío, porque no hemos acumulado ningún problema, ¿verdad?. Como hemos ido hablando y expresando nuestros sentimientos y problemas, hemos desahogado nuestra sensación de agobio y hemos buscado soluciones a aquello que nos atormenta. ¡No hay que dejar los problemas sin resolver!
- Ahora llega el momento de controlar los momentos injustificados de ira: LAS RABIETAS, esas situaciones que, sin motivo aparente, hacen que se encienda un volcán en nuestro interior y explote dejando salir toda nuestra ira (gritos y llantos). Antes de que el volcán entre en erupción, probad esto:
- Coged aire por la nariz y soltadlo tranquilamente por la boca.
- Cerrad los ojos y seguid respirando pausadamente. Sed conscientes de que os estáis poniendo nerviosos/as.
- Notad como vuestro cuerpo deja de estar en tensión y se relaja como cuando os vais a dormir.
- Abrid los ojos, respirad normalmente y pensad “¿el motivo de mi enfado era tan importante como para empezar una discusión con mis padres, amigos, etc.?” ¿Puedo intentar dialogar con ellos? ¿Si no consigo lo que quiero, debo enfadarme? ¿Consigo algo con mi enfado?
- Es mejor hablar y pensar antes que comenzar a gritar y enfadarnos.
Esperamos que todos estos consejos os sirvan para mantener vuestro frasco siempre vacío.
Corre, busca tu propio frasco y consérvalo libre de problemas y no olvides ¡respirar y relajarte!
Si os ha gustado esta actividad, seguro que os encantará el cuento “La máscara de Carnaval”
Autora: Beatriz de las Heras García.
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