Saber hacer buenas preguntas que motiven e inciten a descubrir es un elemento imprescindible de nuestra acción educativa.
Una buena pregunta debe sorprender al alumnado para así provocar inquietudes y curiosidades que les conduzcan a investigar para encontrar respuestas o soluciones.
Valorar positivamente un buen razonamiento lógico conlleva despertar emociones y la motivación por aprender.
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