domingo, 6 de noviembre de 2016

Cuentos para trabajar la tolerancia a la frustración.


Aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños puedan enfrentarse de forma positiva a las distintas situaciones que se les presentarán en la vida.
La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se llega a satisfacer o a cumplir.
Cuando un deseo o una ilusión no se cumplen, a causa de la frustración, los adultos -y también los niños- experimentan en mayor o menor medida una serie de emociones como el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, etc.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse (Fuente: FAROS, HSJD).
Una manera excelente de reflexionar conjuntamente es usando los cuentos como herramienta. Os compartimos algunos cuentos buenísimos para trabajar la frustración. Este material forma parte del curso Educación Emocional a través de los cuentos. 
Hay dos tipos de cuentos que os vamos a recomendar:
1. El primer tipo son los que trabajan el AUTOCONOCIMIENTO, es decir , identificar el sentimiento que nos provoca la frustración (que como hemos dicho es una actitud): rabia, angustia tristeza.
2. El segundo es el que nos ayuda a la AUTOCONTROL: es decir a generar una estrategia de resolución efectiva, es decir, qué actitud debemos tener cuando algo no sale cómo esperábamos. 
Tipo 1. Autoconocimiento identifico el sentimiento. 
1. La cola del dragón. Mireia Canals
Todos tenemos un mal día, que en el caso de Javier empieza con el no de su madre de comprarle más gomas, el juego de moda del momento. Y empieza a sentir la fastidiosa rabia, que hace que le salga una larga y verde cola de dragón. Ésta va creciendo poco a poco y más cuando tu padre te pone a recoger la torre más alta de almohadas que habías construido hasta ahora. Y es cuando explotas y empiezas a dar golpes con los pies y las manos. Es tanta la rabia de Javier, que cuando abre los ojos se da cuenta que se encuentra en una habitación oscura y fría en donde advierte de todos los juguetes que ha roto cuando apareció su enorme cola de dragón.
2. ¡Qué rabia de juego! Meritxell MartíDescripción
Tina ha perdido al dominó y se enfada de lo lindo. A Toni no le ha gustado nada lo que ha hecho su amiga. ¡Así no se puede jugar! Menos mal que se le ocurre una idea para que Tina se tranquilice y aprenda a controlar sus emociones.
2. AUTOCONTROL. Entender que a veces no todo sale bien a la primera y que hay tener resistencia a la frustración para conseguir nuestros objetivos.
A Sofía le encanta la música un día decide irse de su pueblo a la gran ciudad para poder vivir de la música. Su viaje será complicado y no le saldrá como esperaba aunque después de resistir y no desanimarse encontrará su lugar. Un cuento maravilloso para trabajar el concepto de frustración y de resistencia.
El león no sabe escribir, pero eso no le importa, ya que puede rugir y enseñar sus colmillos y no necesita más. Pero un día conoce a una leona muy guapa leyendo un libro. A una dama así no se le puede besar sin más. Hay que escribirle una carta de amor. Así, pues, el león va pidiendo que escriban por él al mono, al hipopótamo, al escarabajo pelotero, al buitre…
Pero el resultado no es lo que él espera. Pierde la paciencia y ruge en la selva cómo escribiría él si supiera hacerlo.
Una bruja pelirroja, harta de las quejas de su vecina, decide un día lanzarle un terrible conjuro y encerrarla en una botella:
Tris-trás, ya no quiero verte más.
Tris-trás, te irás y no volverás.
Por suerte, un hada del bosque libera a la vieja de su encierro y cumple su deseo: vivir en una casita con huerta, vacas y gallinas; pero pronto la desagradecida mujer no estará contenta y aspirará a una vida mejor.
La vieja en la botella trata de cómo los deseos pueden ser un acicate para cambiar y progresar; pero también nos interpela sobre la manera de gestionarlos y alerta de las consecuencias de la insatisfacción ante lo material y de la ambición desmesurada.
Con frecuencia, queremos algo más y nos sentimos incapaces de valorar lo que tenemos en el momento presente. Por esta incapacidad, la vieja disfruta brevemente de los sueños cumplidos y cae de nuevo en la frustración y en la queja. No importa cuantos deseos se le concedan: ella es incapaz de disfrutarlos. Al final, quedará atrapada en uno de ellos.

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