¿Cómo se juega a Word on the Street? Los jugadores se dividen en dos equipos, cada uno a un lado del tablero y, por turnos, sacan tarjetas con categorías. Una vez se lee la tarjeta, el equipo activo tiene treinta segundos para pensar una palabra que se ajuste a esa categoría, y mueve las fichas de las letras que haya usado un espacio hacia su lado del tablero por cada vez que las hayan utilizado: por ejemplo, si la palabra que eligen es “banana”, mueven la b un espacio y la n, dos. Cuando una letra sale del tablero por un lado, cuenta como punto para ese equipo y ya no se puede volver a mover. El primer equipo en conseguir ocho puntos es el ganador.
En un principio no parece tener mucha miga, ya que las categorías tampoco son tan complicadas y treinta segundos es bastante tiempo pero, conforme el juego avanza, ves cómo va interesando encontrar una letra u otra en función de lo cerca que estén de cada lado del tablero, buscando ser el primero en sacar las letras más comunes o en “salvar” una que esté casi en el borde contrario. Además de eso, cuando se empiezan a eliminar letras el juego se vuelve más complicado, ya que muchas veces una respuesta obvia te puede proporcionar muy poco o ningún beneficio, y es entonces cuando empiezas a intentar buscar dobles sentidos o interpretaciones creativas de las categorías para justificar una palabra que utilice la w antes de que el equipo contrario la puntúe.
Word on the Street puede no ser un juego de gran profundidad estratégica y quizá haya otros con mayor contenido didáctico, pero como juego social es uno de los que más éxito pueden tener a la hora de reunir a un grupo heterogéneo de gente en torno a un tablero y provocar piques y risas a partes iguales. El juego por equipos es algo que siempre ayuda a que todo el mundo se sienta involucrado, y los puntos de decisión sobre qué letras conviene usar en cada momento o cómo interpretar cada categoría según convenga hacen que no siempre el “diccionario con patas” sea el que se lleve el gato al agua y que la experiencia sea lo suficientemente divertida como para que, días o semanas después, te sigan pidiendo jugar al juego de la carretera.
Lo mejor: una demostración de que los juegos sociales pueden innovar y no anquilosarse en el “contestar preguntas” o “adivinar la palabra que tiene el compañero”.
Lo peor: aunque la caja dice que se puede jugar con dos jugadores, si no hay al menos dos personas por cada equipo se puede hacer monótono.
Sushi Go!
Uno de los juegos de cartas que más éxito están teniendo en los últimos años es Sushi Go!, tan sencillo como divertido y entretenido. Diseñado para entre 2 y 5 jugadores de 8 años en adelante, permite reforzar conceptos matemáticos, rapidez visual y el maravilloso mundo de la estrategia y la lógica. Además, las ilustraciones son tremendamente divertidas y existe una versión de mesa para hasta 8 jugadores.
UNO
Un clásico de los juegos de mesa, más concretamente de la categoría de cartas: UNO es un juego de memoria y estrategia, en el que los jugadores deberán prestar atención a las cartas que se van cogiendo en cada turno, relacionándolas con las que se tienen en la mano. Una mecánica muy sencilla que está orientada a hasta 10 jugadores a partir de los 7 años, con algunas versiones digitales disponibles en plataformas móviles.
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