“La educación debería considerarse un viaje de descubrimiento. Debería estimular las llamas de la imaginación y encender el fuego de la curiosidad.”
Richard Gerver (93)
Interesante presentación, sencilla y concisa, quizá en la línea de Pere Marqués pero simplificada, donde se nos comentan las posibles actividades que podemos desarrollar con las PDI.
Mi compañero Javier Prado me la enseña a través de GOOGLE +, y está realizada por Raúl Diego.
Estos últimos meses, el nombre de César Bona está cundiendo mucho en los medios de comunicación, no en vano está nominado a los Global Teacher Price, y como no andamos sobrados de buenas noticias y nunca tendremos suficientes buenos maestros (que los hay, y muchos), me he dedicado a recopilar lo que se dice de él en los medios y lo que él dice de sí mismo.
Para empezar, diré que me gusta su presentación, la de su twitter: Maestro de escuela, estudioso del Membrillismo Ilustrado y catedrástico de cuento absurdo en la Iuniversiti of Alcanfor, Connecticat - Zaragoza. No está mal para alguien nacido en Aragón, enseñante en esta tierra mítica y empecinada que, por ejemplo, tiene a gala cumplir las leyes educativas más allá incluso de lo que pretende el propio legislador.
Antes que los medios y la publicidad y las salas de conferencias y los posibles o imposibles premios, está la persona, el maestro porque por eso, por maestro anda en los medios, las salas y los premios. Y el maestro César Bona, tiene la bendita costumbre de tirar por la calle de los proyectos que implican y desarrollan mucho más que a los currículos oficiales, las evaluaciones y los estándares de aprendizaje, mucho más allá o mucho más aquí, porque se quedan en las personas, intuyendo, tal vez, que todos los caminos conducen a la vida, incluso los que no pasan por PISA.
A finales del curso pasado, preparando el II encuentro EDUTOPÍA (el tercero ya empieza a calentar máquinas), tuve el placer de editar los carteles de la exposición que presentaba buenas prácticas educativas, entre ellas, dos de César.
Visto y leído todo lo anterior me reafirmo en mi idea de que los buenos maestros, las buenas maestras (César y mucha más gente del oficio) lo son porque practican una suerte de pedagogía que, lamentablemente no está en las leyes de educación ni en los ministerios o departamentos educativos ni en los informes PISA ni en quien los interpreta de forma interesada ni siquiera, qué pena, en las facultades de educación, esa suerte de pedagogía es la pedagogía del sentido común.
Gracias a César por enseñarnos, por mi parte, le concedo el premio al mejor maestro del mundo, eso sí, exaequo con Pilar, Gaspar, Javier, Jesús, Natalia, Virgilio, Rosa, David, Laura, Toño, Josean, Isabel, Elena, Ana, Julián, Paco, Francisco, Paloma, Carmen, Montse, Carolina, Domingo, Ángel, Silvia, Jesúsmari, Bea, Beatriz, Guillermo, Sofía, Carlos, María, Blanca, Gema, Gemma, Jordi, Ángela, Emilio, José Luis, Conchita y Concha, Esperanza y Espe, María José, Ricardo, Teresa, Álex, Yolanda, Belén, Leoncio, Balma, José Miguel, Dolores y Lola, Pepi, Piedad, Peña, Cristina, Luis, Fernando, Merche, Mamen, Toñi, Maribel, Daniel, Silvia, Tomás, Jaime, Raquel, Justino, Salvador, Joaquín, Bárbara, Sol, Félix, Chema, Begoña, Marian, Pedro, Sara, Ulpi, Antonio, Mariano, Francho...
Y Miguel (Izquierdo, los de mi pueblo lo entenderán), todos esos maestros y todas esas maestras que me siguen enseñando a 6 de febrero de 2015, 54 años y pico después de nacer.